Reseña: ‘La brújula dorada’, una novela destacable por su gran originalidad
Título: La brújula dorada. (La materia oscura, 1).
Autor: Philip Pullman.
Editorial: Roca.
Páginas: 402.
Fecha de publicación: octubre, 1997.
Precio: 16,05 € ¡Comprar libro!
Sinopsis: Lyra Belacqua y su animal daimonion llevan una vida un tanto salvaje y despreocupada entre los alumnos del Jordan College de Oxford. El destino que la aguarda la conducirá a las heladas tierras del Ártico, donde reinan los clanes de brujas y los osos polares libran virulentas luchas. Su extraordinario viaje tendrá inconmensurables repercusiones mucho más allá de su propio mundo.
La brújula dorada es el título que lleva el primer volumen que consta «La Materia Oscura», la trilogía con la que ha conseguido hacerse conocer en todo el mundo el escritor inglés Philip Pullman. Dicho ejemplar que voy a reseñar a continuación obtuvo en 1995 el premio Carnegie Medal, concedido a las mejores obras del género infantil y juvenil.
Esta historia nos sitúa en Oxford, concretamente en el Jordan College de esta ciudad universitaria británica. Allí se nos presenta a Lyra Belacqua, la protagonista. Ella tiene once años y se verá envuelta en una situación complicada cuando noticias preocupantes para los humanos empiezan a salir a la luz. A esto se le verá sumado la desaparición de su mejor amigo, Roger, el cual ha sido capturado en el momento más inoportuno para la muchacha.
Haciendo frente a miles de personas que van en su contra y sabiendo que todo el país la tiene vigilada, Lyra tendrá que dar a relucir su lado más valiente mientras intenta hacer realidad un deseo que cada vez es más tentador. Y salvar el mundo, aunque esto ella nunca lo sabrá... o no deberá saberlo.
Aunque el argumento se desarrolla en el mismo mundo que pisamos día a día, todo lo que rodea a la gente que lo habita en la historia es totalmente fantástico. Por ejemplo, algo relativamente importante para la trama y los personajes es la existencia de los daimonions, unas criaturas que son la mitad del alma de estos. Es decir, en este libro el alma de las personas está dividida; una parte se halla dentro de sus cuerpos, pero la otra se encuentra fuera en forma de animal.
Los protagonistas logran tener un muy buen carisma y atraer la atención del lector con sus acciones, aún habiendo algunos que se metiesen en situaciones que no les pertenecían y actuando de manera forzada. Además, la aparición de brujas, osos con coraza y demás seres salidos de la imaginación del autor hacen que el ambiente de fantasía no se pierda en ningún momento. Aunque es una novela que no se puede calificar como de ciencia ficción, sí que en ocasiones aparecen guiños y detalles hacia algunos aparatos que parecen sacados de un ejemplar escrito por Julio Verne.
Desgraciadamente, hay veces que no comprendía lo que quería decir Pullman. Como si quisiese dar a entender algo que solo él sabía a lo que se refería y, en libros de este estilo, es lo peor con lo que se puede jugar. Independientemente de que no me gustasen las opciones por las que se decanta para finalizar la historia, una de las situaciones en que más he notado que este inconveniente se presentaba era en el final. No obstante, algunos apuestan por decir que gran parte de que ese problema se mostrara ha sido debido a la traducción que ha recibido el ejemplar.
También me parece interesante comentar que la trilogía fue prohibida y censurada en bastantes lugares, sobre todo en América. Hubo padres que se manifestaron en contra de los libros, bibliotecas que los sacaron de sus estanterías...
Y es que es un tema del que todo lector tiene que reflexionar a día de hoy, porque no debería de estar permitido en los tiempos que corren esconder contenido simplemente porque no interese que se haga público. Los personajes de una novela tienen que actuar como las personas somos normalmente, con nuestras virtudes y fallos. La censura es algo por lo que hay que lidiar, y más en casos como este en los que no hay motivos lo suficientemente coherentes como para prohibir leerlos.
En resumen: La primera parte de «La Materia Oscura» es original. Aunque tiene algunos defectos que me hacen replantear si seguir leyendo el resto de libros que componen la saga, sí es cierto que este ha sido un inicio valiente que viaja por los confines del Norte; donde aguardan además de criaturas fantásticas, un frío congelador.
Esta historia nos sitúa en Oxford, concretamente en el Jordan College de esta ciudad universitaria británica. Allí se nos presenta a Lyra Belacqua, la protagonista. Ella tiene once años y se verá envuelta en una situación complicada cuando noticias preocupantes para los humanos empiezan a salir a la luz. A esto se le verá sumado la desaparición de su mejor amigo, Roger, el cual ha sido capturado en el momento más inoportuno para la muchacha.
Haciendo frente a miles de personas que van en su contra y sabiendo que todo el país la tiene vigilada, Lyra tendrá que dar a relucir su lado más valiente mientras intenta hacer realidad un deseo que cada vez es más tentador. Y salvar el mundo, aunque esto ella nunca lo sabrá... o no deberá saberlo.
Aunque el argumento se desarrolla en el mismo mundo que pisamos día a día, todo lo que rodea a la gente que lo habita en la historia es totalmente fantástico. Por ejemplo, algo relativamente importante para la trama y los personajes es la existencia de los daimonions, unas criaturas que son la mitad del alma de estos. Es decir, en este libro el alma de las personas está dividida; una parte se halla dentro de sus cuerpos, pero la otra se encuentra fuera en forma de animal.
Los protagonistas logran tener un muy buen carisma y atraer la atención del lector con sus acciones, aún habiendo algunos que se metiesen en situaciones que no les pertenecían y actuando de manera forzada. Además, la aparición de brujas, osos con coraza y demás seres salidos de la imaginación del autor hacen que el ambiente de fantasía no se pierda en ningún momento. Aunque es una novela que no se puede calificar como de ciencia ficción, sí que en ocasiones aparecen guiños y detalles hacia algunos aparatos que parecen sacados de un ejemplar escrito por Julio Verne.
Desgraciadamente, hay veces que no comprendía lo que quería decir Pullman. Como si quisiese dar a entender algo que solo él sabía a lo que se refería y, en libros de este estilo, es lo peor con lo que se puede jugar. Independientemente de que no me gustasen las opciones por las que se decanta para finalizar la historia, una de las situaciones en que más he notado que este inconveniente se presentaba era en el final. No obstante, algunos apuestan por decir que gran parte de que ese problema se mostrara ha sido debido a la traducción que ha recibido el ejemplar.
También me parece interesante comentar que la trilogía fue prohibida y censurada en bastantes lugares, sobre todo en América. Hubo padres que se manifestaron en contra de los libros, bibliotecas que los sacaron de sus estanterías...
Y es que es un tema del que todo lector tiene que reflexionar a día de hoy, porque no debería de estar permitido en los tiempos que corren esconder contenido simplemente porque no interese que se haga público. Los personajes de una novela tienen que actuar como las personas somos normalmente, con nuestras virtudes y fallos. La censura es algo por lo que hay que lidiar, y más en casos como este en los que no hay motivos lo suficientemente coherentes como para prohibir leerlos.
En resumen: La primera parte de «La Materia Oscura» es original. Aunque tiene algunos defectos que me hacen replantear si seguir leyendo el resto de libros que componen la saga, sí es cierto que este ha sido un inicio valiente que viaja por los confines del Norte; donde aguardan además de criaturas fantásticas, un frío congelador.
¡Ahora puedes recibir todos mis artículos semanales por correo electrónico!
No hay comentarios: